La semana pasada estuve en unas conferencias de «Miguel Ángel Santos Guerra«, que me gustaron mucho. ¿Le conocen?
Por sí no le conocen, les puedo contar que es un «Arcángel muy Guerrero». 🙂
Mientras escuchaba atentamente sus hermosas palabras, pasó algo (in) esperado…
Ufff… lo debo confesar… cuando me convierto en un alma receptiva a la escucha, en cursos, conferencias y reuniones, como por arte de magia, mi libreta se repleta de dibujos… No es la primera vez que me ocurre… Una vez, estando en una importante reunión, propusieron a mi persona a que preparase el acta de la misma. Elección y propuesta motivada por: «La gran cantidad de apuntes y la atención que había prestado»… Upsss… Ese día me puse muy, pero muy «colorá», y lo tuve que confesar abiertamente…Todos los magníficos apuntes eran simples dibujos…
Suelo comenzar bien. Empiezo por escribir lo esencial, pero pronto llegan «las musas inspiradoras» que se entrometen e imprimen sus delirios creativos en mi reducido espacio en blanco… Son capaces de rellenar ese aséptico rinconcito con su alegría y su característico salero.
Pero en esta oportunidad ocurrió algo diferente…
Cuando llegué por la noche a mi «Ruka de Colores» y empecé a recapitular todo lo ocurrido durante la «mística» sesión, me dí cuenta que «Don Inconsciente» había apartado a las delirantes musas, y había puesto en el blanco y pulcro folio, un sello de combate «angelical». Para mi sorpresa no era una imagen cualquiera la que en esta ocasión tenía entre mis manos… Era una metáfora de como las ideas, sueños o pensamientos pueden llegar a florecer.
¿Casualidad o causalidad? 🙂

Ahora me pregunto. ¿Habrá plantado el arcángel una semillita en mi cerebro? 😉
Ruka de Colores by Vero Tapia ©
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