¿imaginación o ensoñación?

Desde que un boceto se plasma en un espacio en blanco, se despierta del letargo de la rutina una delicada máquina repleta de sutiles engranajes que se apoderan de tu mente.

En el instante justo en el que abres tus sentidos, una aguja invisible comienza a hilar: momentos, sueños, ideas, imágenes, emociones…

Es un proceso (¿místico?), encantador.

Camino natural en que la imaginación se transforma en ensoñación y/o la ensoñación en imaginación.

árbol

(Respirando una nueva semana)

Tratado sobre el espacio en blanco

Las letras, un importante recurso gráfico y poético, son como mariposas que vuelan por un universo ingrávido para depositarse en un espacio en blanco donde re-crean nuestros pensamientos. Las letras van formando palabras, las palabras frases y las frases unidas son capaces de narrar.

Para “crear” en ese espacio en blanco apelamos a referentes personales extraídos del conocimiento, la experiencia y la memoria, como si este relato estableciese una cartografía de ideas que dibuja un recorrido por un trazado propio. Para este viaje personal contamos con un baúl-maleta que lleva lo que somos y se empapa de lo que vivimos. Almacenamos espacios poéticos donde se funden los sucesos reales con la imaginación. Los acontecimientos profanos y cronológicos que nos convierten en nosotros mismos como la cultura, la historia y la genealogía, se funden con el tiempo sagrado o el espacio intemporal en el que intervienen el recuerdo y la memoria.

El recuerdo nos permite abrir puertas, ventanas y cajones de nuestra memoria donde almacenamos impresiones. Cual si fuese un trazo que se dibuja y desdibuja con tinta invisible y que nos permite re-crearnos. Esta catarsis es un ritual mágico donde el protagonismo lo tiene nuestra propia intimidad. Desde esta catarsis podemos navegar simbólicamente por nuestras vivencias y poder abordar el espacio en blanco de la creación.

Boceto