…Erase una vez un solitario árbol…
…Erase una vez un dibujo de un viejo, solitario y frondoso árbol…
Un árbol, que como tantos otros árboles, había nacido en una pequeña libreta de apuntes de la «traviesa» pluma, de quien escribe estas palabras.
Pero un día llegó una pequeña, pero muy sabia guerrera con su lápiz de combate, y tomó el blanco entorno del dibujo y lo rellenó con un sonriente sol, unas blancas nubes y tres libres pájaros voladores.
Después, de esta mística operación, el dibujo quedó finalizado…
Ahora el paisaje estaba completo. Había en él, un viejo y frondoso árbol (que ya no era solitario); un sol, que iluminaba, alegraba y producía vida a través de sus zigzagueantes rayos; unas albas nubes blancas, que proporcionaban agua y sombra; y unos pajaritos de largas alas que, aparte de cobijarse y hacer de su casa a nuestro frondoso viejo amigo, podían viajar hacia todos los rincones del bosque, transportando semillas, música y noticias, con su elegante y majestuoso movimiento de alas.
Muchas gracias valiente guerrera por retocar y compartir mi espacio en blanco y enseñarme los componentes, esencialmente necesarios, para dar vida y acompañar, a un solitario, viejo y frondoso árbol. ❤ ❤ ❤
(Para la dulce guerrera de lápiz en mano y ojos de mar).
Ruka de Colores by Vero Tapia ©