Desde que un boceto se plasma en un espacio en blanco, se despierta del letargo de la rutina una delicada máquina repleta de sutiles engranajes que se apoderan de tu mente.
En el instante justo en el que abres tus sentidos, una aguja invisible comienza a hilar: momentos, sueños, ideas, imágenes, emociones…
Es un proceso (¿místico?), encantador.
Camino natural en que la imaginación se transforma en ensoñación y/o la ensoñación en imaginación.
(Respirando una nueva semana)