Había una vez… un día muy importante de mi vida, en el que una linda amiga me regaló una pequeña cajita que había hecho ella. Me dijo que servía para que yo guardase: «mis deseos más anhelados, mis secretos más grandes y los momentos más apreciados de mi vida».
Esa caja verde, roja y dorada, se ha transformado en una metáfora de lo que deseo conservar y de lo que no. Todas las vivencias que me producen emociones que quiero recordar, entran en mi corazón y se deslizan silenciosamente a este pequeño escondite. Allí duermen muy tranquilas acompañadas unas de otras.
Ella también me aconsejó que tuviese cuidado con lo que deseaba guardar. Consejo muy importante ya que, de vez en cuando, se puede colar algún destello fugaz que nos despierta a tod@s produciendo caos y confusión.
A veces esos apreciados momento cobran vida a través de la imaginación. El «Malabarista Circense Ochentero», ha nacido de un instante muy feliz. 😉
OOOOOhhhh, qué bonita historia!!! Y el malabarista parece muy feliz! bravo, bravo!
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¡¡¡Que alegría que te guste la historia!!! Para mí, fue un bonito regalo (oh!! yeah!!); más bien fue un «regalazo»
El malabarista está más feliz que una lombriz.
¡¡Feliz semana radionicatallerdedisegno!! (uff, de decirlo todo de golpe me he quedado sin aire….) 😉
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Jajajajaja. Tuve problemas con lo del nombre, por lo bisto Radionica a secas ya estaba pillao.Y yo pensando que era original, jejejeje
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A mí me gusta radionicatallerdedisegno 😉
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