Consecuencia directa número uno de ser un argonauta.
- Encuentro inesperado con seres temiblemente extraños.
Seres que presentan la muy controvertida manía de sonreír, abrazar y saludar a tod@s l@s que se a traviesan en su camino. Una costumbre intrínsecamente incorrecta para los tiempos que se vislumbran. El último habitante extra planetario que fue medianamente aceptado con esta forma de supervivencia tan precaria e imperfecta, se caracteriza por tener extensas conversaciones con una rosa… (preocupante). Estos últimos incidentes me invitan a corregir el rumbo hacia nuevas galaxias. Visualizo la posibilidad de navegar a través de un agujero negro. El camino no está del todo claro, es mas bien oscuro… (que no se ve «na»…)
(No me despido de esta página sin antes confesar extra oficialmente dos cuestiones: Primera, que por más que establezco diálogos profundos con a mi rosa, siempre se transforman en fuertes monólogos, y la segunda, esta historia me recuerda a unas bitácoras que he leído por ahí de un capitán “Nachini Dientini”… seguro son interferencias planetarias).
No sé yo si con tantos dientes te deberías de fiar….
Me gustaMe gusta
Por eso mismo… antes de «na», mejor salir corriendo (aunque sea dentro de un agujero negro…)
Me gustaMe gusta
Ozú, pues a correr se ha dicho!
Me gustaMe gusta